viernes, 6 de noviembre de 2020

René Descartes

René Descartes nació en La Haye (Touraine) en 1596. En 1606 ingresa en el colegio de jesuitas de La Flèche –«una de las escuelas más célebres de Europa», como reconocerá años más tarde–, donde comienza sus estudios. De su estancia en La Flèche, donde permaneció hasta 1614, proviene la atracción e interés por las matemáticas. En 1616 obtiene la Licenciatura en Derecho en Poitiers. Después de estos años de formación, reconoce sentirse confundido y descontento de la enseñanza recibida y se dedica a estudiar por su cuenta y a viajar por diversos países. En 1618 se enrola en el ejército del Príncipe Mauricio de Nassau y parte hacia los Países Bajos, donde entabla amistad con el matemático Isaac Beeckman, a quien dedica su primera obra, un Compendio de Música. Al año siguiente, Descartes se encuentra en Alemania, alistado en el ejército de Maxi­miliano de Baviera. Allí, en la noche del 10 de noviembre de 1619 tuvo tres sueños que anota e interpreta en un diario personal que titula Olym­pica; en ellos entrevé el camino que conduce al fundamento de la ciencia mediante la aplicación de un método similar al de las matemáticas. Durante nueve años se ocupa en experimentar y precisar el verdadero mé­todo, que expone en las Regulae ad directionem ingenii, obra inacabada, compuesta entre 1628 y 1629, y que contiene en germen lo fundamental de su pensamiento. En los años que van hasta la composición de las Regulae, Descartes viaja a Italia, aunque reside la mayor parte del tiempo en Francia, donde frecuenta el trato de hombres como Mersenne, con quien mantendrá después una fecunda correspondencia, y el cardenal de Bérulle, fundador del Oratorio, entre otros. Se ocupa también en diversos experi­mentos científicos y tratados, la mayoría de los cuales no terminó. En 1628, deseoso de vivir solitario y retirado, se traslada a los Países Bajos, donde permanecerá hasta un año antes de su muerte. Es un tiempo de in­tensa especulación filosófica, en el que escribe la mayor parte de sus obras. De 1630 a 1633 trabaja en un Tratado del mundo que consta de una parte dedicada a los cuerpos inanimados y otra a la naturaleza del hombre, que fueron publicadas por separado después de la muerte de Descartes. Al enterarse de la condena de Galileo decide no publicar la obra, invocando una «completa obediencia a la Iglesia», así como su propia tranquilidad de espíritu, que considera los bienes más preciosos. Cuatro años más tarde, en 1637, da a la imprenta tres ensayos, escritos en diferentes fechas, que ver­san sobre los meteoros, la dióptica y la geometría, a los que hace preceder de un Discurso del método para conducir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, so obra más célebre, que constituye la primera exposición –aunque incompleta y muy sucinta– del conjunto de su doctrina. No obs­tante, su publicación pasó casi inadvertida, pues la polémica se centró en los tres ensayos. Se dedica después a redactar en forma de Meditaciones un breve tratado de metafísica, que consta de seis meditaciones. Antes de publicarlo, da a conocer el manuscrito a diversos teólogos y matemáticos para que expongan sus objeciones, que publica, junto con el tratado y las propias respuestas, bajo el título de Meditationes de prima philosophia (1641). Una traducción francesa ve la luz en 1647. Las Meditaciones cons­tituyen la exposición más amplia y profunda de su metafísica, aunque no son exhaustivas. Acomete entonces la empresa de dar a conocer su filo­sofía en un orden tal que pueda fácilmente servir para la enseñanza y pu­blica los Principia Philosophiae en 1644, cuya traducción francesa apro­bada por Descartes es de 1647. Con esta obra pretende, por un lado, expo­ner el conjunto de su pensamiento –tanto la física como la metafísica– y, por otro, introducir su filosofía en la enseñanza escolar, sustituyendo a los manuales escolásticos entonces vigentes. En 1649 aparece en Holanda un tratado sobre Las pasiones del alma cuando Descartes se encontraba ya en Suecia, a donde se había trasladado ese mismo año cediendo a los requeri­mientos de la reina Cristina. En esta obra expone su psicología, que sen­taría las bases de una moral definitiva que no llegó a escribir. Murió cuatro meses después de su llegada a Estocolmo, el 11 de febrero de 1650.

Información adicional: http://www.philosophica.info/voces/descartes/Descartes.html

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